domingo, 25 de mayo de 2014

LA NORMA LINGÜíSTICA EN LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA

LA NORMA LINGÜÍSTICA       EN LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA. LOS CRITERIOS DE CORRECCIÓN. (LA NORMA DIASISTEMÁTICA)
                                                          

El concepto de norma y de corrección en la teoría lingüística y en la enseñanza

  1. Introducción

1.1. Qué hemos de entender por norma o español correcto en la enseñanza de la lengua

- Un conjunto de reglas (“artificiales” o “propias” de la lengua).
- El uso más extendido.
- El uso más adecuado según ciertas variables.
- El conocimiento del sistema.

1.2. Relatividad de la norma en la historia de la lengua
La norma es muchas veces una noción relativa, variable y provisional. Y por eso esta noción, tan importante para la enseñanza, plantea muchos casos de duda, de terrenos fronterizos. Es verdad que hay construcciones, expresiones y usos criticados por académicos, gramáticos, lingüistas y escritores que con el tiempo han terminado consolidándose y extendiéndose, incluso que, paradójicamente, se han terminado convirtiendo en norma. No obstante, la reflexión que hacemos en este párrafo se aplica escasamente a la norma ortográfica y gramatical y mucho más a la norma léxica.

1.3. Por qué un idioma necesita una normativización de su lengua estándar escrita
La norma como instrumento colectivo sirve para mantener un vínculo de comunicación: es una herramienta imprescindible para garantizar la unidad del idioma.
Los problemas que una lengua tiene si carece de norma: vemos el caso del latín fragmentado, del euskara batua, del árabe clásico y todas sus variedades dialectales… En menor medida en la normativización del catalán después de Pompeu Fabra. La norma es necesaria para la supervivencia de las lenguas como lenguas de cultura, como códigos unificados que se mantienen –sobre todo en la escritura- y que permiten servir de instrumento de comunicación.
La norma también es necesaria para que un hablante adquiera una conciencia lingüística cabal y para poder usar los distintos códigos en diferentes situaciones de comunicación. El conocimiento de las diferentes normas acerca al hablante culto a una conciencia sociolingüística más amplia de lo que es el idioma, frente a una visión puramente personal. Hablar una lengua bien es ser consciente de las reglas gramaticales, fónicas, pragmáticas y sociales de uso de esa lengua. Ese conocimiento es más importante que las metalenguas, que las teorías y no digamos que los juegos, los talleres, etc.

2. Cuestionario para los alumnos
Responda las siguientes preguntas:

  1. Explique y ejemplifique la diferencia entre norma como convención y norma como concepto inherente a la competencia lingüística del hablante. ¿Qué normas crea o propone el lingüista y cuáles descubre porque forman parte de la estructura de la lengua y del conocimiento implícito de los hablantes?
  2. Cómo ha evolucionado en la lingüística estructural el concepto de norma. Defina y ejemplifique el concepto de norma en el sentido de Coseriu en oposición a la negación de toda normatividad.
  3. En qué consiste la gramaticalidad en la gramática de Noam Chomsky. ¿Puede poner algún ejemplo de grados de gramaticalidad.
  4. Apunte una breve nota histórica de la tradición normativa del español: Nebrija, los criterios geográficos, la RAE… ¿Qué características tiene la norma ortográfica española? ¿Qué criterios de corrección han existido en el español para fijar los usos?
  5. ¿Habría que hablar de norma vs. uso o de norma vs. usos? ¿Qué relación hay entre la norma y los usos?
6. ¿Qué relación existe entre el concepto de norma y el cambio lingüístico. Comente las posturas del purismo y anomia lingüísticas.
7. Defina y ejemplifique el concepto de norma fonética. Ortología, dicción y criterios geográficos[1].
8. Defina y ejemplifique la noción de norma gramatical. Anacolutos, faltas de concordancia, cambios de orden, construcción…
9. Defina y ejemplifique la noción de norma léxica: la propiedad semántica. ¿Qué diferencias se dan al respecto entre el vocabulario idiomático y los lenguajes terminológicos?
10. Norma sociolingüística. Condiciones de adecuación contextual y situacional. Registros y lenguas especiales.
11. ¿Qué relación hay entre normatividad y estilística? ¿Hay una única norma estilística?

3. La enseñanza de la lengua y la corrección lingüística:

3.1. Posturas extremas ante la normatividad en la enseñanza

Comente y reflexione las siguientes cuestiones en relación con la enseñanza

1. Tesis purista[2]: la lengua se rompe. El español de los jóvenes (la jerga de los chats y los SMS) y el de los medios de comunicación se han deteriorado tanto que hoy la escuela debería combatir todos esos usos y reparar el español culto, en peligro de extinción
2. Tesis contraria a la norma: todo lo que se considera incorrecto terminará por extenderse y se convertirá en norma (en el sentido de Coseriu). No hay que corregir ningún uso “incorrecto” porque todas las manifestaciones del habla son igual de lícitas.

3.2. La importancia de la norma para un profesor de lengua

Si bien la lingüística científica relega lo prescriptivo en beneficio de lo descriptivo, la enseñanza no puede perder de vista algún tipo de criterio de corrección. Y esa corrección, todo lo matizada que se quiera, ha de considerar desde la norma ortográfica hasta norma gramatical, pasando por algún tipo de enseñanza de estilo y hasta de norma sociolingüística o pragmática. La norma no es un concepto estático: es obvio que la norma gramatical o la propiedad semántica varían con el tiempo, pero su conocimiento y observancia favorece a los hablantes que hacen uso de ella. Por otro lado, es preciso notar que la sociolingüística y la pragmática conceden el valor sociológico, semiótico y comunicativo de las diferentes variedades del idioma, por lo que la simplista interpretación que de la dicotomía saussureana hizo cierta didáctica de la lengua es una visión cada vez más en entredicho.

Uno de los tópicos más absurdos de los partidarios de identificar gramática descriptiva con anomia es la de “qué manía tienen de defender a la lengua de sus hablantes”. Se trata, por el contrario, de defender a los hablantes de su propia incultura.

La lengua no está amenazada, si alguien dice eso yerra o habla metafóricamente. Pese al deterioro de ciertas hablas, nunca en la historia de la lengua española ha estado tan extendido el nivel culto escrito como en la España actual, en la que la escolarización se ha generalizado.
            Sí es cierto, por el contrario, que desgraciadamente esta extensión de la educación en cantidad contrasta con la baja calidad idiomática del estudiante universitario medio en España, hecho que en sí es un indicador preocupante de que los pretendidos “objetivos” de la enseñanza de la lengua no se están cumpliendo como señalan los textos oficiales.
En otro orden de cosas, es obvio que el registro culto siempre seguirá existiendo, aunque haya medios de comunicación y personajes públicos que hagan un uso pobre y en ocasiones lamentable del idioma. De lo que se trata en la enseñanza es de que a él acceda el mayor número posible de hablantes. Y para ello también resulta evidente que sin un esmero, una reflexión y un trabajo sobre la lengua no será posible lograr que los hablantes pertenecientes al nivel culto sean una minoría que no se corresponda con el porcentaje de titulados superiores de una sociedad.

4. ¿Cuáles son las fuentes del español normativo?

            Las fuentes institucionales son el diccionario, la ortografía y la gramática académicos. Todo profesor de lengua debe conocerlas muy bien y estar familizarizado con ellas, así como consultarlas asiduamente y leer las ediciones actualizadas.
            Además, hay una amplia bibliografía de estudiosos preocupados por el buen uso del idioma que han de ser tomados como punto de reflexión e información para los profesores[3]

5. Qué lengua enseñar. La norma diasistemática.

            La lengua de la enseñanza es el español estándar culto. En esta modalidad están escritos por lo general los libros de texto de las distintas asignaturas de la enseñanza primaria y secundaria.
            No obstante, también debe enseñarse la variedad del español, tanto geográfica (dialectal) -valorando adecuadamente el español de América-, como diastrática y diafásica. En Hispanoamérica las clases cultas son mucho más exigentes con la norma. La lengua española es hoy un patrimonio de una amplia comunidad cultural. El profesor debe hacer conscientes a sus alumnos de esta dimensión panhispánica de la corrección lingüística.
            Es conveniente distinguir el nivel de lengua (culto, común, popular, vulgar) del registro del habla (formal, informal, jergal, solemne).
            Un hablante culto del español debe disponer de un repertorio de estructuras léxicas y gramaticales propias de los distintos registros.
            La competencia sociolingüística de un hablante culto consiste en saber distinguir cuáles son las características fónicas, léxicas, gramaticales, fraseológicas, textuales y pragmáticas propias de cada registro, adaptando las posibilidades del sistema a las variaciones de la situación comunicativa. 
            También es importante fomentar el valor de la lengua bien cuidada. No todos los usos tienen la misma calidad.

5. Cómo enseñar la ortografía

            En primer lugar, debemos saber cuáles son las fuentes: el diccionario y la ortografía académica.
            En segundo lugar, hemos de conceder prioridad al léxico más frecuente y de uso común, sobre todo en los primeros años de la etapa escolar[4].
            En tercer lugar, tenemos que considerar la relación entre fonética y ortografía para prevenir los errores más comunes entre los escolares[5].
            En cuarto lugar, tenemos que dar reglas que atiendan las regularidades e irregularidades que provienen de la historia de la lengua española[6].
            En quinto lugar, en los casos de homofonía, es conveniente relacionar la ortografía con la gramática y la semántica[7].
            Finalmente, es preciso tener en cuenta que la práctica de una buena ortografía depende de la memoria visual y del hábito de lectura, aunque será necesario hacer prácticas controladas, como dictados, o ejercicios de completar huecos para practicar las diferentes dificultades de la ortografía española. Y corregir asiduamente la ortografía en todas las redacciones de los alumnos, explicando y consolidando las reglas de su uso.

6. Qué es lo que entendemos por error o uso incorrecto.

            Bajo el rótulo de error o de uso incorrecto de la lengua se incluye un conjunto tan heterogéneo de cuestiones que es conveniente diferenciarlos, pues su tratamiento también puede presentarse como muy variado. Hay que tener en cuenta que en todos estos casos el profesor debe corregir, comentar o aconsejar los usos que hacen los alumnos. A título de ejemplificación, no absolutamente exhaustiva, se apuntan los siguientes casos:

Lo que se considera incorrección a veces es:

-          una creación que termina extendiéndose y que mañana será norma. (este es el argumento fuerte de los antinormativistas)
-          Un desconocimiento del sistema.
-          Un uso que no tiene prestigio social.

Algunos ejemplos:

 - Vulgarismos fonéticos
- Concordancias mal hechas
- Anacolutos
- Régimen preposicional inadecuado
- Uso impropio de una palabra
- Confusión con un falso sinónimo
- Etimología popular
- Pobreza expresiva
- Vicios estilísticos
- Extranjerismos
-  Errores en el orden de palabras.
- Errores en la estructuración de un texto.
- Errores ortográficos.
- Uso de términos, expresiones, registros fónicos y fraseológicos inadecuados para la situación comunicativa en que se emplean.

 7. Norma y creatividad

Podemos establecer una relación disyuntiva entre la norma, o tendencia conservadora de la lengua, y la creatividad. La creatividad supone en ocasiones quebrar las normas (de ahí el antinormativismo de los románticos), pero sometiéndose a un sistema de reglas incluso más exigente y exquisito que el del español común o estándar.
De hecho, los niveles más elevados del idioma (como la lengua literaria culta), aunque transgredan conscientemente y se rebelen contra todo academicismo, terminan autoimponiéndose un español mucho más esmerado y cuidado.

8. Conciencia de la norma y la corrección en el hablante nativo

            La corrección es una noción de la que el hablante tiene conciencia desde la edad de adquisición del lenguaje. El niño corrige a su hermano pequeño cuando regulariza el paradigma (rompido por roto) o incurre en metátesis (pazato por zapato).
Cualquier hablante –aun sin ser demasiado culto o cuidadoso del idioma- corrige a un extranjero, haciéndole notar que ciertas interferencias no son buen español, o ni siquiera son español.
La conciencia no está tan clara cuando ciertos usos sociolingüísticamente vulgares o extendidos gracias a los medios o a ciertos personajes públicos[8] se extienden en ciertos ámbitos y hasta se ponen de moda.
Por eso, la conciencia de la importancia de la calidad y de la corrección por parte de los escolares es desigual, no sólo en función del origen social y cultural, sino sobre todos según de qué fenómenos lingüísticos se trate.

















[1] La corrección ortológica puede entenderse con un criterio centralista o como variedades sociales de mayor o menor prestigio.
[2] Se aporta como ejemplo “Las exequias de la lengua castellana” de Forner, S.XVIII.
[3] Pensemos en el español urgente de la Agencia efe, los manuales de estilo de diversos periódicos –que además suelen incluir la norma académica, los congresos de la lengua española, etc.

[4] Es más grave no saber escribir bien a los 12 años el verbo “haber” que “ahíto”, “eximio” o “antihistamínico”, palabras que sí se deberían escribir bien al terminar la escolaridad.
[5] Si bien los errores ortográficos pueden ser variadísimos, la mayoría son confusiones de g/j, b/v, h/-, etc.
[6] La mayoría de estas reglas requiere acudir a la etimología: derivados de –hibir (de habeo), rebelar/revelar, aunque algunas son sincrónicas: imperfectos en –aba, adjetivos de carácter en –ivo,a.
[7] Son distintas categorías gramaticales ha/a; o/oh; tienen significado diferente valla/vaya, rayado/rallado.
[8] Cuya calidad idiomática o conocimiento de la lengua culta es inversamente proporcional al rango de su cargo.

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